Denuncian al senador Alperovich por violación

"Al monstruo hay que ponerle nombre y apellido" escribió su sobrina, quien tiene 29 años y fue su asistente personal desde 2017 hasta mayo de 2019. El ex gobernador aseguró a Clarín que hace una semana hizo una denuncia por extorsión contra la joven.

Sociedad 22 de noviembre de 2019 Bajo la Lupa Noticias Bajo la Lupa Noticias
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"Dice que se sacó una pesada carga, y que ahora se siente sobrepasada y con miedo", dice a Clarin Ricardo Santoro, el abogado de la joven que denunció a su tío José Alperovich por abuso y violación.

Cuenta que la joven pudo denunciar a su tío gracias al apoyo psicológico, médico y de su padre. Su padre es primo de Alperovich. "Yo simplemente la admiro, admiro que haya podido afrontar sus pesadillas y decidir no callar", agrega Santoro.

Clarín llamó a Alperovich: "Son todas mentiras", contestó el senador. Y dijo más: contó que la semana pasada hizo una denuncia por extorsión contra la sobrina. "Hable con mi abogado", dice Alperovich a Clarín. El abogado es Mariano Cúneo Libarona. "Sí, hicimos la denuncia porque ella lo venía extorsionando".  

Una sobrina de José Alperovich denunció a su tío por abuso sexual. La mujer, de 29 años, trabajó junto al actual senador en la campaña para gobernador, candidatura que finalmente perdió contra Juan Manzur​.  

La denuncia por abuso sexual fue hecha este viernes tanto en los Tribunales penales de Tucumán como en Buenos Aires, en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), ya que los abusos habrían ocurrido en las dos provincias.

La titular de la UFEM, Mariela Labozzetta, confirmó la denuncia y le dijo a Clarín que espera que un juez ordene las medidas de protección solicitadas por la joven: prohibición de acercamiento y custodia policial en su domicilio de Tucumán.

Labozzetta mandó la denuncia a la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Nación para que allí vaya a sorteo y recaiga en un juez para que se haga cargo de la causa. 

Desde el entorno de la joven contaron a Clarín que el primer abuso de Alperovich contra su sobrina fue a los seis días de trabajar juntos. Ella comenzó a acompañarlo en la campaña el 14 de diciembre de 2017 y el primer abuso ocurrió el 20.  

Dijeron también que la esposa de Alperovich, Beatriz Rojkés -una fonoaudióloga de 63 años que fue diputada y senadora-, nunca quiso que su marido tuviera secretaria, pero que permitió que la sobrina trabajara con él porque "era de la familia".

Aquí, partes de la carta que escribió la sobrina:

#NoNosCallamo​sMás: “Durante un año y medio, mi tío José Alperovich violentó mi integridad física, psicológica y sexual.

No escribo para convencer a nadie de nada. Estoy aquí contra la opresión del silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y apellido. Cuando no le ponés nombre, no existe.

El mío se llama Jose Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe, por quién fui violentada sexual, física y psicológicamente desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019. Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual. El avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él.

No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual. Inmovilizada y paralizada, mirando las habitaciones, esperando que todo termine, que el tiempo corra. Ya saldría de ahí y estaría en mi casa, ya habría más gente alrededor, ya el disimulo y el trabajo lo iban a alejar de mi.

Yo nunca elegí estar ahí de esa manera. Se lo decía en cada no. Pero mis no para él nunca fueron suficientes. No se trataba del ímpetu ni de la cantidad de veces que se lo decía ni de como se lo explicaba ni de como mezquinaba mi cuerpo ni de como intentaba defenderme ni si lloraba o no. Nunca en mi vida lloré tanto.

Durante todo ese tiempo no tuve ni un respiro. Trabajé sin parar, sin vacaciones, sin feriados. Solo me liberaba cuando él viajaba. Pero cuando regresaba, volvía también la pesadilla. Hasta que se detuvo, hasta que las situaciones en las que el disponía quedarse solo conmigo para tocarme y penetrarme se volvieron situaciones ya de violencia y maltrato público, delante de personas. Pero ya no más por dentro, ya no más al hueso, ya no más solos.

A mí esto me cuesta desde el día que empezó a pasar y en todos los sentidos. Solo quiero justicia. Recuperar mi vida. Tengo 29 años, soy libre, soy joven. Quiero volver a empezar poniendo cada cosa en su lugar. Responsabilidad de acciones, consecuencias para quien corresponde. Hasta ahora, sólo las cargo yo. Sacarme esta mochila que ya no puedo sostener más y entregársela a su dueño.

Estoy acá contando lo que viví por mi seguridad pero también para que otras mujeres se animen a hablar. Esto no me mato, me puedo proclamar y me puedo defender. Me puedo recuperar, me puedo cuidar, me puedo elegir. Hoy elijo no callarme nunca más. A pesar de que me decía, en pleno horror: 'cállate, ¿no ves como estoy?', para tapar todos mis no. No me callo nunca más. Este es mi nunca más. Ojalá también sea el nunca más de todas aquellas que queremos dejar de callar.

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