"La máquina de Gallardo" no para de ganar
River huele sangre y se motiva. Vive de inyecciones de adrenalina. La tensión lo predispone. Su audacia aflora en los momentos más determinantes y su fútbol se alimenta de la exigencia: cuando más necesita demostrar, más lo logra. Gana, empata y pierde, claro. También acierta y se equivoca, porque no hay una fórmula exacta para festejar siempre. Pero hay un sello indeleble que se repite a pesar del paso del tiempo: desde el inicio del ciclo de Marcelo Gallardo en junio de 2014, River se transformó en un equipo con juego, mentalidad ganadora, temple, jerarquía y sapiencia. Entiende cuándo jugar, cuándo brillar y cuándo batallar. La serie frente a Nacional, que anoche se selló con una goleada 6-2 en Uruguay para acceder a las semifinales de la Copa Libertadores, fue otra demostración. Una más entre tantas.
Cuando el trabajo es a largo plazo, hay una mecánica que se repite y la idea de juego no cambia, las situaciones que se presentan como conflictos pueden terminar siendo beneficiosas para conseguir respuestas necesarias. River lo sabe y lo expone. El equipo titular que Gallardo eligió tuvo cinco nombres que no formaban parte del once inicial a principio del semestre: Robert Rojas por Javier Pinola, Fabrizio Angileri por Milton Casco, Leonardo Ponzio por Enzo Pérez, Bruno Zuculini por Ignacio Fernández y Jorge Carrascal por Julián Álvarez.Ante los problemas, hay soluciones. Y el que mejor está, juega.
Los festejos de Jorge Carrascal, Nicolás De La Cruz, Bruno Zuculini y Rafael Borré (tres) le dieron confianza a futuro para enfrentar a Palmeiras en la semifinal (entre las semanas del 5 y el 12 de enero) y sentenciaron una historia que se había encaminado con el 2-0 de la semana pasada. La noche en el Gran Parque Central reafirmó lo visto en la ida: la serie tuvo demasiado River para tan poco Nacional y los goles que el arquero Sergio Rochet había atajado en Avellaneda entraron todos en Montevideo.
River ganó su serie número 55 sobre 67 disputadas a uno o dos partidos con Gallardo entre todas las competencias. En el plano internacional, festejó en 28 sobre 34 posibles y, en la Copa Libertadores, ya suma 15 victorias sobre 18 fases eliminatorias. Anoche, los seis goles de visitante frente a Nacional le permiten seguir soñando. Pero el equipo tiene una ventaja fundamental: el trabajo del pasado es su mejor arma.
Fuente: La Nación